Resiliencia
En el 2010, la Real Academia de la Lengua admitió dicho término definiéndolo como sigue: (Del inglés resilience, y este derivado del latín resiliens, “saltar hacia atrás, rebotar, replegarse”). 1. Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos. 2. Capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido.
Aquellos que estén preparados para afrontar desastres naturales y eventos extremos, los que saben gestionar el riesgo, sabrán sobreponerse con resiliencia y tendrán mayores oportunidades de supervivencia, la capacidad para afrontar la adversidad con aplomo y equilibrio.

Varios países han efectuado cambios y transformaciones desde la Academia y con las regulares campañas desde sus respectivos gobiernos para afrontar los desastres desde una perspectiva resiliente.

Huracanes, erupciones volcánicas, tormentas, tornados, terremotos y tsunamis, epidemias y la destrucción de los ecosistemas, inundaciones, personas en situación de vulnerabilidad, la falta concreta de acceso a la salud y educación, la falta de alimentos y la crisis energética: fenómenos naturales y provocados por la inconsciencia de la humanidad, que a lo largo de los siglos han causado innumerables pérdidas humanas y materiales.
De lo que se trata es de resistir ante los embates de la naturaleza o eventos provocados por el hombre, con fuerza y pujanza, fortalecerse en la reconstrucción mediante una estrategia constante de visualización a futuro, de los posibles problemas y sus soluciones, con habilidades y aptitudes frente al desastre que generen posibilidades ciertas de salvar el mayor número de vidas y disminuir las pérdidas materiales.

La gestión del riesgo empieza por el hogar, luego se extiende al entorno.
Sé más resiliente. Ten la capacidad de «mirar» más allá del presente.
