La División Azul: los españoles de Hitler

Se suele considerar a la «Guerra Civil Española» (1936-1939) como el conflicto que fue preludio a lo que ocurriría en la Segunda Guerra Mundial. Es un tema que merece ser tratado in extenso, pero brevemente señalaremos que el «Bando Nacional» (fuerzas de lo que llamaríamos la «derecha española») se rebelaron contra el gobierno ilegítimo del «Bando Republicano» (que congregaba a la «izquierda española»).

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Nacionalistas, monarquistas, falangistas, carlistas, tradicionalistas, todos se unieron bajo la brillante dirección del Gral. Francisco Franco y aplastaron a los «rojos bolcheviques» liderados por Manuel Azaña y Largo Caballero.
Los «Nacionales» y los «Republicanos» recibieron ayudas importantes del exterior. Aproximadamente 40 mil «camisas negra» italianos, unos 6 mil alemanes de la «Legión Cóndor» y cerca de 4 mil portugueses salazaristas se unieron a las tropas del Gral. Francisco Franco.
Por su parte, los «Republicanos» eran dirigidos desde Moscú por Iosif Stalin, recibieron aproximadamente 5 mil tanquistas y expertos rusos, 10 mil voluntarios de la izquierda en Francia y cerca de 45 mil soldados del mundo entero que simpatizaban con el marxismo internacional y confirmaron, por instancias de la URSS, las llamadas «Brigadas Internacionales», en las que habían mexicanos, estadounidenses, yugoslavos, británicos, etcétera, todos comunistas.

Como dijimos, los nacionalistas del Gral. Franco apabullaron a los republicanos teledirigidos por Stalin y tomaron el poder en España. Y esa victoria, sin duda, no habría sido posible sin la participación de las «fuerzas del Eje» Roma-Berlín.
Al estallar la Segunda Guerra Mundial el 1 de Septiembre de 1939, el Tercer Reich Alemán buscó casi automáticamente la alianza con la España de Franco.

Pero evidentemente, el «Caudillo» no podía comprometerse con el «Führer» pues la Guerra Civil Española acababa de concluir y el país no estaba en condiciones de afrontar otra guerra.

En 1940 se reunieron Franco y Hitler en Hendaya y aunque no hubo acuerdo oficial, España aceptó dar la mano a Alemania en su lucha contra el bolchevismo. Así nació la idea de la «División Azul».
Su nombre verdadero fue «División Española de Voluntarios de Infantería N° 250 de la Wehrmacht», eran muchos de ellos verdaderos veteranos curtidos de las campañas españolas en África y la misma Guerra Civil. Por ende, su valor como combatientes era incuestionable.

Al hacerse el primer reclutamiento, se enrolaron alrededor de 18 mil voluntarios, superando ampliamente las expectativas del Gobierno de Franco.
Incluso existió una lista de espera, y en total los españoles enviaron unos 45 mil soldados al Frente Oriental, sin contar a los portugueses que se unieron a ellos.
Inicialmente la División Azul sirvió en la zona central del avance durante la Operación Barbarroja y tuvieron oportunidad de destacarse en el Río Volkhov, deteniendo varios contraataques rusos.

Pero el momento más importante de la División Azul fue en Agosto de 1942, cuando fue enviada a servir en el Asedio de Leningrado.
En varias ocasiones debieron ser enviados españoles al rescate de alemanes encerrados en el Neva y otros puntos por rusos. Pero la acción más importante, en la que se ganaron los galones de la gloria, fue en la Batalla de Krazny Bor.

En este gran combate, los rusos estaban vigorizados por haber vencido en la Batalla de Moscú y lanzado los primeros contraataques exitosos.
El plan general de los rusos era explotar el éxito de la Operación Iskra y con un fulminante avance por el Norte, liberar el Asedio de Leningrado y cercar al Ejército 18 Alemán. El ataque debía ser de tenazas, y en efecto, la parte sur de la tenaza logró sus objetivos.

En cambio, la tenaza norte logró rebasar a las defensas alemanas pero se encontró con un hueso duro de roer en el pequeño pueblo Krazny Bor, el 10 de Febrero de 1943: era la División Azul.

Aunque estuvieron completamente rodeados y parecía que ya no tenían alternativa, atacados por el frío y la escasez, los españoles, entonces liderados por el Gral. Emilio E. Infantes, no cedieron un palmo de terreno y causaron severas bajas a los soviéticos, tantas que debieron suspender toda su ofensiva.

Por segunda vez los españoles aguaban la fiesta de Stalin: gracias a la victoria de la División Azul en Krazny Bor, todos los planes rusos se desmoronaron y el Asedio de Leningrado continuó 1 año más.
Sin embargo, la guerra ya había cambiado de cariz y Franco buscaba lavarse la cara ante los Aliados.

La División Azul fue crecientemente retirada del frente, quedando solamente los más fanáticos anti bolcheviques, la llamada «Legión Azul», que llegó a combatir incluso en la Batalla de Berlín.

El prestigio de la División Azul fue tanto entre los alemanes que Adolf Hitler varias veces creó condecoraciones especiales y exclusivas para ella.

Fue la única división de la Wehrmacht en la contienda en haber recibido una distinción grupal y su primer comandante, el Gral. Agustín Muñoz Grandes, recibió la Cruz de Hierro con Hojas de Roble, una de las más altas condecoraciones individuales dadas por el Tercer Reich.
No era para menos: sufrieron unas 20 mil bajas pero causaron cerca de 50 mil pérdidas a los soviéticos.

La «División Azul» es uno de esos cuerpos militares que como el «Batallón de Tebas», los «Inmortales Persas», los «Húsares Alados de Polonia», la «Guardia Imperial Napoleónica», el «Batallón 40 de Paraguay», la «Brigada Gurkha Británica», los «Navy Seals» y otros, alcanzan un estatus legendario.

Parece ser imposible, incluso para historiadores, hablar de la «250 Wehrmacht» sin emoción, sin épica y lírica guerrera.

Y es que los españoles que lucharon en Rusia, en palabras de Adolf Hitler: «desgarbados y desarreglados, en apariencia indisciplinados, con botas y fusiles sucios, eran sin embargo los mejores entre los mejores en las divisiones alemanas; si un alemán se encuentra con un español debe ponerse firme porque está frente a un verdadero héroe». Tal es su prestigio, tanta era su fama.


